El secreto está en la cantidad de agua para cocer los mejillones.
Echar muy poca agua en una cacerola lo suficientemente ancha para que quepan las conchas de los mejillones.
Tiene que cubrir una tercera parte de los mejillones.
Añadir unas hojas de laurel.
No necesita sal porque el mejillón tiene un sabor a mar intenso.
Cubrir con una tapadera que encaje perfectamente en la cacerola.
En cuanto comience a hervir el agua, el vapor hará que las conchas, comiencen a abrirse.
En el momento que abran, apartar del fuego inmediatamente, colar y reservar.