EL BOMBO: Referente indiscutible en Mijas Costa

Amanece un día caluroso, como si el otoño no supiera que es tiempo de hojas secas o días cortos y sintiera nostalgia de sol estival.

A pesar de ser un martes de Noviembre, la terraza de nuestro chiringuito está llena. Mucho extranjero y también español que no quiere perderse esta temperatura privilegiada, frente al mar azul.

Incluso las hamacas del Bombo tienen una ocupación bastante generosa. La gente apura estas cálidas temperaturas a su manera; los bañistas saborean los últimos chapuzones del 2019 en un mar tranquilo. Otros pasean o practican deporte por la senda litoral que recorre la Cala de Mijas hasta Cabopino. Y una amplia mayoría son testigos de este panorama, a escasos metros, respirando el aroma de brisa marina en la terraza del Bombo, con una caña bien fría o una copa de vino. Todos transmiten esa serenidad que aporta una vida alejada de prisas y ruidos innecesarios.

Si estás en la Cala de Mijas, El Bombo es una visita obligada para conocer el carácter cercano y tranquilo de las gentes en esta orilla del Mediterráneo. Por algo lleva su propietario regalando sonrisas y productos de primerísima calidad, más de 40 años. Desde los boquerones fritos o los espetos, las paellas con sus ensaladas hasta las brochetas o los pescados a la plancha, su carta es tan extensa como exquisita.

Hoy que la temporada de verano ha terminado, hemos conseguido charlar con Pepe. Le pedimos que nos hable de este lugar tan especial, que persiste hace 4 décadas a base de trabajo, sacrificio y constancia.

Al entrar a la terraza, Pepe nos espera sentado en la barra, con su sonrisa de oreja a oreja y sus ojos vivaces y generosos.

– Aquí estamos – le digo

Pero chiquilla ¿ y qué es lo que quieres que te cuente? – me contesta

Y es que Pepe Guerrero es así, natural y sin dobleces. Toda una vida aquí y me hace esta pregunta… ¡Pues no tendrá cosas que contar, anécdotas que recordar y escuela que enseñar!

Pero la humildad es la virtud de los perseverantes y nuestro Pepe, el Pepe de esta historia, os aseguro que, si de algo va sobrado es de perseverancia, modestia y esfuerzo.

El Comienzo

Nos recibe cantando por lo bajito, al estilo de Juanito Valderrama. Juega con su voz y marca muy bien los tiempos con un timbre que recuerda bastante al maestro. Le falta su guitarra, a la que rasca acordes agitanados al tiempo que se atreve con sus fandangos tan bien entonados. Así comenzamos esta pequeña charla, al ritmo de flamenco.

Incluso participó en un concurso de fandangos, ya hace unas cuantas décadas, allá en Extremadura. Recuerda con mucho respeto cómo cantó en un teatro frente a más de 300 personas. Y es que, el pellizco en el alma solo se lo pega el flamenco.

Comenzamos la entrevista, con una sangría especial del Bombo y un plato de boquerones en vinagre que prepara nuestro protagonista y que están para comerse el plato de un tirón y reventar en el intento.

Aquí sentados en el 2019, el tiempo ha pasado a velocidad de vértigo.

Parece que fue ayer cuando, un jóven de vintipocos años, solicitó en el ayuntamiento de Mijas una concesión para un chiringuito en un trozo, practicamente virgen, de arena blanca y mar azul, que por no tener, ni piedras tenía. Pero él visualizó toda la riqueza que esta playa guardaba y no dudó un instante de sus posibilidades.

Corría el año 1974 y este propietario nunca había llevado un negocio de estas características. Tan solo cargaba a sus espaldas un tesoro de energías e ilusiones y la inconsciente juventud para comerse el mundo. Así, con unas pocas pesetas, inauguró el primer chiringuito que se levantaba en la playa del Bombo. No había un nombre más apropiado para bautizar su esperanza. El chiringuito y su propietario crecieron y se reinventaron juntos hasta solaparse uno con otro como una segunda piel. Estas paredes son mucho más que mobiliario y sabrosos platos, en sus entrañas habita el corazón de su dueño. Aquí se conserva toda la esencia, no solo de Pepe, también de las generaciones que pisan con fuerza. Ellos se vuelcan en todo lo que hacen, poniendo el corazón en cada comanda y en cada servicio.

Pero no quiero adelantarme a lo que está por venir… Recupero los años 70 y a ese joven que abrió poco más que un quisoco con una pérgola de madera. Ni luz eléctrica tenía en un principio. Ni falta que le hacía. La luz del Mediterráneo alumbraba su chiringuito hasta bien entrada la noche. Cocinaba en un hornillo de gas. “En aquella época no había casi chiringuitos”, recuerda con mucha nostalgia: “los pocos que había, conservaban intacta toda su esencia. Ahora se ha perdido esa idea primitiva y parecen más restaurantes que chiringuitos”.

Pero El Bombo conserva ese encanto nostálgico de los pioneros.

Emana sabor de otras épocas, cuando los temporales obligaban, cada año, a reconstruir el local casi de cero y vuelta a empezar. Cuando solo había trabajo los cuatro meses de verano, fines de semana y días festivos.

Siempre le gustó cocinar y nunca le intimidó lo desconocido. Se atrevía con lo que fuera, le daba su toque a las recetas hasta que conseguía el plato que quería ofrecer a sus clientes.

En un hornillo de gas, vivaracho y despierto, aprendió a hacer sus primeras tortillas de patatas y los espetos estuvieron presentes desde el inicio de esta aventura. Recuerda con cariño, a la persona que le enseñó esta técnica y que estaba ebrio las 24 horas del día. Hoy prepara uno de los mejores espetos de la costa.

Desde el inicio su única motivación ha sido la comodidad y el descanso del cliente.

El veraneante llegaba con la familia y se encontraba un entorno idílico. Podía disfrutar del sol y el mar en las floridas hamacas o aclararse el gaznate y llenar la barriga en el chiringuito. Todo en uno. “¡Qué no falte de ná!”


Una vida al servicio del cliente

Hoy es impensable concebir una playa sin servicios, pero en la década de los setenta, Pepe fue un visionario ofreciendo un servicio inexistente hasta entonces.

En aquella época era todo más natural, sin tantas prohibiciones ni competencia. Se podía, por ejemplo, tirar el copo a las aguas mediterráneas y recoger un par de kilos de morralla que se cocinaba en el chiringuito para unos pocos clientes que esperaban ansiosos disfrutar de un pescaíto frito recién pescado. Eso sí que era comerse el pescado fresco. “¡Del mar a la sartén!” nos dice. ¡ Y cómo se agradecía!

Pepe siempre ha intentado servir al cliente lo mejor posible. Nos dice: “Si te diferencias del resto, te involucras, creas ese calor de hogar, conoces sus necesidades y fidelizas al cliente”.

Así los clientes convirtieron al Bombo en un indiscutible. No eran verdaderas vacaciones sin visitar el chiringuito de Pepe. Desde entonces, se ha creado un vínculo sólido y cordial entre aquellas primeras familias. Los clanes aumentan y hoy, aquellos padres son abuelos. El Bombo de Pepe ha sido testigo de sus vidas, sus historias pasadas y también las que están por llegar porque continúan fieles a este lugar.

El pensamiento no me ha parado. Siempre estoy “dando vueltas al bombo”, sobre qué hacer para que el cliente se vaya contento”


Entre aromas y sabores, se anda la vida

cazuelita de gambas al pil pil

La cazuelita de gambas al pil pil que acompaña a los boquerones es una delicia. Solo el aroma del plato ya activa las glándulas salivares. La salsa tiene el punto justo de picante y es un pecado no saborear esta espectacular plato. Es uno de los secretos mejor guardados de sus recetas. Las rebanadas de pan blanco es el complemento ideal para sucumbir a la tentación , “haciendo barquitos”, sin vergüenza alguna.

¡Unas gambas al pil pil que quitan “el sentío”!

Entre platos deliciosos, continuamos la historia. Dejamos atrás aquellos días en los que, los hosteleros de la playa, eran El Bombo y dos más.

En la piel lleva marcada el paso de la vida, cicatrices en el cuerpo y en las entrañas, historias que le han enseñado a aprender de sus errores.

Uno de los momentos más trágicos fue en el año 1977. Era la primera vez que el Bombo tenía luz eléctrica. Todavía cocinaba con bombonas de butano. Un día, mientras comía en la terraza , se dejó el infiernillo encendido con la sartén llena de aceite. Al entrar en la cocina las llamas casi alcanzaban el techo de la estancia. Con unos amigos como testigos, quiso retirar la perola para extinguir el fuego.

Fue el desconocimiento o tener la cabeza ocupada en “ líos de faldas”, lo que le llevó a coger de las asas la perola para dejarla en el suelo. Y en ese instante, como una bomba, el cacharro le explosionó quemándole todo el cuerpo.

Nos freímos, literalmente” recuerda. Todos sufrieron quemaduras pero el que se llevó la peor parte fue Pepe que estuvo 48 días en el hospital con 38% del cuerpo lleno de quemaduras de 2º y 3º grado.

Las cosas pasan por algo, si no estás tranquilo y relajado, no te concentras en lo verdaderamente importante. Hoy estoy vivo porque aquello me sirvió para tomarme los problemas con tranquilidad ”. Nos cuenta mostrándonos la piel muerta de sus brazos.


Unos años después su primera mujer murió en la mesa de operaciones por una enfermedad coronaria y se llevó con ella un trocito de su alma. Pero Pepe se repuso una y otra vez, encontrando siempre refugio y fuerzas en el trabajo, en este chiringuito que ya por entonces, era su fiel acompañante de vida.

Pero como el ave Fénix, siguió adelante. En el camino, la vida le ha recompensado con dos matrimonios, 6 hijos y un nieto, el resultado de toda su experiencia vital.


Construyendo Referentes

El chiringuito llevaba 19 años en pleno funcionamiento, cuando se produce el primer gran cambio en El Bombo. Corría la década de los 90 cuando las autoridades locales quisieron promover el turismo en la zona haciendo un inversión íntegra. Remodelaron todos los chiringuitos de la zona, entendiendo que estos negocios eran el mejor escaparate para atraer al turismo más sobresaliente.

Fue un soplo de aire fresco. Un antes y un después, un nuevo Bombo reluciente. Hicieron una inauguración por todo lo alto junto a otros chiringuitos que colaboraron en el evento. Dos días de fiestas en las que hubo reina, concursos y trofeos para todos los ganadores.

El boqueròn frito y los espetos del bombo son una de sus especialidades. “Toda la gente que trabaja conmigo ha aprendido a mis pechos.” Por eso ahora puede estar más relajado, soltar lastre y responsabilidades. El primogénito de sus hijos, Ruben, es imprescindible, echando siempre una mano, a pesar de tener su propio proyecto, BOCARTE, que como no podía ser de otra manera, es otro lugar con mucha alma.

Entre charla y anécdota, nos sirven una deliciosa paella especial de la casa acompañada de un vino tinto, muy rico, llamado el lobo. El arroz en su punto, el sabor espectacular, la presencia impresionante.

No hay ninguna duda, a tenor de los platos que estamos consumiendo, que la preocupación de nuestro protagonista por comprar la mejor calidad es una constante.

Nunca he preguntado precios o he bajado la calidad por pagar menos. Nunca me preocupé de saber lo qué costaba. Mi motivación siempre fue ¿ésto es bueno? He intentado toda mi vida dar calidad, un servicio al cliente en la playa. Mi preocupación ha estado siempre muy por encima de ganar más o menos dinero”.

Pepe lo tiene muy claro, ha sabido muy bien dónde y a qué proveedores comprar.

No le parece ético las praxis de algunos hosteleros que explotan un perfil de cliente que no sabe muy bien lo que están comiendo y, por tanto, tampoco lo que están pagando :

En algunos sitios los meten gato por liebre y se comen el gato creyendo que se ha comido una liebre”. Nos dice con sus refranes populares.

Pepe tiene claro que, estas actitudes no son buenas para la hostelería y recrimina que pagan “justos por pecadores”.

”Tendríamos que ser más conscientes de nuestro trabajo y nuestra responsabilidad como profesionales del gremio. Lo que hacemos tiene repercusiones graves. Si uno engaña, a todos nos meten en el mismo saco y no todo el mundo trata al cliente igual. “

Somos un país en el que las buenas noticias pasan desapercibidas y cobran notoriedad las malas.

En el Bombo ha trabajado toda la familia, unos más otros menos, pero todos han ayudado cuando han podido. El chiringuito es el lugar donde encontrarse.


Ática lleva junto a Pepe más de 20 años, con tres hijos y las dos únicas hembras del clan. Aunque intenta aparentar un aire duro, con una mezcla de acento árabe y andaluz, nos cuenta cómo se conocieron hace más de dos décadas y deja entrever su lado más cercano, sobre todo cuando habla de los chicos. Amín, el mayor de los pequeños, juega en un equipo de fútbol local y parece buscar su lugar entre el deporte y el negocio familiar.

El Bombo es el único chiringuito que abre todo el año. “El turismo quiere ir a la playa en cualquier època y hay que dar un servicio permanente en las playas de Mijas “.

Resurgiendo de sus cenizas

Y nos adentramos en el 2016. En esta ocasión se produce el segundo gran cambio de este chiringuito. Pero esta vez, el giro del negocio fue bastante trágico. En plenas fechas navideñas, se quemó quedando totalmente destruido.

Se me heló la sangre cuando vi todo calcinado. En ese instante me vino la visión del Bombo en todo su esplendor. Con su chimenea encendida, observando el mar embravecido a través de su terraza acristalada. Era un espectáculo.

Tenía muchos planes, pero se le trastocaron. Por obligación, tuvo que cerrar más de un año, con la desesperación e impotencia que ésto significaba para este luchador incansable.

Ha sido una pelea sin cuartel por volver a ponerlo en marcha. Se encontró con muchos problemas burocráticos que le impidieron abrir como a él le hubiera gustado. No existen licencias o permisos para estos casos, solo arreglar de nuevo el chiringuito sin permisos oficiales y dejarlo igual que estaba y es lo que hizo, pero se lo pararon por la denuncia de un vecino. “La vida es muy larga y pone a cada uno en su lugar “ nos comenta.

Al final, a pesar de tantos impedimentos, aquí estamos, haciendo esta entrevista y con el Bombo a pleno rendimiento.

Una vez más, ha resucitado de sus propias cenizas. Nos confiesa que ha sido el peor momento de la historia del chiringuito.

En esta nueva etapa no hubo celebración ni reina de las fiestas. Fue un recomienzo agridulce. Tuvieron que abrir con lo imprescindible. Para Pepe fue un mal trago. Él, que ha luchado toda su vida por ofrecer el mejor servicio, abrir en esas condiciones fue muy frustrante. “La gente, cuando no sabe de qué va la vida de uno, se la inventa, así que se especuló en que no había dinero para arreglarlo y no era cuestión de dinero, sino de permisos”.

Gracias a montones de gente que les ayudaron muchísimo, han podido remontar. Todos ellos saben muy bien quienes son y Pepe quiere recordarlos en estas líneas.


Con la mirada en el futuro

El chiringuito ha remontado, como su dueño, a base de sacrificio, esfuerzo, perseverancia. Como siempre ha hecho. Es en esta época confusa cuando nuestro protagonista se ha hecho más fuerte. No se ha dejado amedrentar, muy al contrario, ha sabido luchar más que nunca para salir de uno de los peores momento de su vida. Ni siquiera 48 días en un hospital, con el cuerpo cubierto de quemaduras, le dolieron tanto como las paredes calcinadas de su chiringuito.

barra del chiringuito

Se ha reinventado de cero, como lo hizo en sus comienzos con cada temporal. Ahora hay nueva terraza, nuevo mobiliario, pero la personalidad y su gente continúa igual que siempre, trabajando para dar el mejor servicio, para robarnos sonrisas y hacer que olvidemos las penas, a golpe de productos exquisitos y de fandangos.

De ahora en adelante comienza el futuro. Le preguntamos sobre los próximos años, “seguir como hasta ahora”, es su respuesta simple. Sin hacer proyectos, lo que venga será bienvenido.

Su deseo inmediato es que el próximo verano las familias de todas partes, llenen el chiringuito y en este invierno, lo hagan las personas que viven permanentemente o que siempre están de vacaciones, extranjeros y españoles, disfrutando de esta tierra.

Con orgullo nos dice: La clientela que tengo es oro bendito ”.


terraza chiringuito

Este lugar, en el centro de la Costa del sol, es para Pepe como una droga. No es capaz de seguir adelante o mirar hacia atrás sin estos muros que han llenado toda su vida y la de los suyos.

Hemos llegado a los postres con un flan casero tan deliciosa como estos 90 minutos que ha durando la comida y la charla.


Y al final de esta entrevista me reitero en mi postura previa y es que, la saga Guerrero continuará impertérrita en estas orillas bañadas por el Mediterráneo.
El Bombo es un imprescindible con un gran pasado y un prometedor futuro, un pilar sólido del que se consolidan cimientos firmes. BOCARTE, con Ruben y Alan Guerrero al frente, son una buena muestra de ello.

Hemos llegado al final. Nos olvidamos de la grabadora y de la entrevista y somos unos amigos recordando viejos tiempos. Cordiales, sinceros, tranquilos, como el ambiente que se vive aquí, como el cielo azul y este sol marino que nos acompaña.


Las ilusiones se le quitan a uno cuando se muere”.

Pepe Guerrero.
Chiringuito el bombo

P.D: En los próximos meses de otoño – invierno, no vengas los jueves porque es su día de descanso.

cenefa flor y pájaros

Las recetas del Bombo tienen su toque especial y solo se elabora entre sus fogones.

Por esta razón y siguiendo la estructura de la web, acompaño una de mis recetas, PAELLA DE MANUEL, que tiene muchos ingredientes similares a la de Pepe, pero el más especial es la dedicación y el cariño con que los dos elaboran sus paellas.

paella manuel

Si quieres conocer otros rincones con alma, puedes entrar : Tapeando por Mijas

tapeando en mijas
Tapeando en Mijas

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