Y es que la vida está tan llena de esperanzas y sueños que tan sòlo hay que caminar siguiendo las migas de pan, aunque los ojos estén vendados.
Lo hiciste muy bien, lo haces mejor a cada paso.
Tus migas siempre se han distinguido por sus colores arco iris, por sus aromas a bizcocho de naranja y ese sabor dulce del hogar, con un pequeño toque de amargor.
Tus sonidos resuenan al ritmo de tus bandas sonoras. Cada uno de ellas, tiene nombre de película y todas tus historias imaginan otras vidas, otras esperanzas. Benditas emociones que te hacen creer que, cualquier cosa puede suceder, si lo intentas.
Siempre soñaste distinto, imaginaste, nítida y clara, tu vida y supiste que aquello, no era imaginación, sino la realidad que estaba por llegar.
Un paso y un sacrificio.
Un improbable y un “sí se puede”.
Y es que, la fe mueve montañas y el talento abre los cielos. Es lo que tú hiciste. Cambiaste tu mundo y el de los que caminaban contigo.
La perseverancia de imaginar tu futuro, fue la clave para conseguir tus sueños. Y no ha sido fácil, pero mírate, aquí estás. Con penas y glorias abrazas tu vida y la retienes con fuerza, tan cerca del corazón que sientes los pálpitos como tambores de guerra preparados para entrar en combate.
Todo es posible si lo intentas, y desde luego que lo estás intentando cada día, con cada frase que escribes y cada fotograma que haces.
Dicen que se recoge lo que se siembra. Si es así, busca un cesto gigante porque la cosecha va a ser excelente, yo diría que interminable.
Mi creador de historias, mi hacedor de sueños.
Al final no cazaste tornados. Sencillamente, te convertiste en uno.
Si quieres ver la receta, dulce como esta historia: BIZCOCHO DE NARANJA Y YOGUR
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