Autora: Irene Colmenares.
Hoyo de Manzanares
No diré que la pandemia, el confinamiento y en general el 2020 hayan pasado por mí sin pena ni gloria, claro que no. Pero pensándolo bien, tampoco han calado tan profundo como cabría esperar, si es que se esperaba algo.
Cierto que los primeros días, semanas y meses encerrados en casa se hicieron extraños, modificando rutinas y viéndonos las caras de forma obligada, echando de más y de menos, pero sin angustia ni miedo.
Tengo la suerte de vivir en un precioso lugar, en el campo y este enclave ayuda a dispersar las malas energías. También contribuye la visión que tengo del ser humano y por lo tanto de su bienestar. Quizá por estas dos cosas, he sentido que aquí, en la montaña, estábamos protegidos.
Apenas conozco gente que haya pasado la enfermedad, puede que eso me haya mantenido al margen.
En casa nos hemos esforzado mucho por tener hábitos saludables, reír, comer sano y no ver la tele, creo que este último es un punto importante para vivir en positivo.
Si antes de acostarte, las últimas imágenes visuales y mentales que te llevas son de enfermedad, miedo, sufrimiento y muerte, al dormir todo tu cuerpo vibra en ese nivel y la enfermedad encuentra un lugar donde quedarse.
Esta crisis medioambiental, social, económica y sanitaria ha hecho que me reafirme en mis valores, los que rigen mi vida y mi proyecto:
Sostenibilidad
Sencillez y simplicidad
Tradición y conocimiento ancestral
Transformación personal y social
Autoconocimiento y capacidad de decisión
Consumo responsable
Lo que viene, no sabemos qué será, pero si caminamos en equilibrio, será un momento maravilloso para revisarnos, para aprender a decrecer, a ser felices con menos y a valorar cada granito y gramito de amor.
Así paseo hacia el final de este camino. Este año se acaba y ¿qué le pido al 2021?
15 minutos de sol para mi alma y mi cuerpo.
Verde, mucho verde.
Risas, en directo o como sean.
Nuevos proyectos.
Que podamos perdonar la herida tan profunda que este año nos va a dejar.
Espero que, en este camino, hayáis encontrado reflexiones positivas. Porque si algo tiene la vida es un inmenso poder de superación.
Así que, os deseo que disfrutéis de las muchísimas alegrías que la vida os regala. Os deseo salud de cuerpo y espíritu y, por favor, nunca perdáis la esperanza en el ser humano.
¡Feliz Navidad!
Receta muy sencilla, de aprovechamiento y muy navideña: GRANOLA CON TURRÓN DE CHOCOLATE
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