RECOSTRUYENDO ALAS. AQUEL HOSPITAL DE VIDAS ROTAS.

Por: Lola Carrasco. Valdepeñas

Aún no recuerda cuándo fue la primera vez que se quedó callada, rendida y paralizada,

ni si hubo un primer detonante, o fue un cúmulo de micromachismos que caían lenta e hipnóticamente por un gotero envenenado en el naciente río de su vida.

Quizás la vez que él le hizo creer que los celos  y el amor iban de la mano, 

para censurar amistades, leer mensajes y controlar llamadas.

Puede que cuando, desde la sórdida mirada  de señor y dueño de su pareja, 

la avergonzó y menospreció por un vestido ajustado que le ordenó quitarse a la de ya, 

o aquel primer bofetón que voló cuando ella, con la ilusión que le dejaba su ya mermada iniciativa, le comentó que había decidido retomar los estudios.

Llevaba la obediencia y la resignación impresas en su miedo y él lo sabía.

Al fin y al cabo era su bebé, su muñeca y su princesa en el reino del amor sometido y distorsionado por un velo de vejaciones.

Tal vez por eso, asustada y herida, aún confiaba en sus promesas de cambio y en su falsa contrición después de cada golpe. 

Todo se lo había dado,

lo había puesto a los pies de un ser violento por cobarde, fanfarrón por ignorante, manipulador y mentiroso, lleno de nudos sin resolver, portador de una violencia, tal vez presenciada y aprendida, que un día sí y otro también sacaba manos e insultos a pasear, descargando toda la fuerza de sus miserias.

Sobrevivió algún tiempo, que le parecieron siglos,

aislada, sin vínculos, con el dolor escondido y cristalizado en lo más profundo de su corazón, donde había enterrado su dignidad.

Había sido el amor de su vida…,

    y casi de su muerte.

Un día, alguien que pasaba muy cerca del hospital de vidas rotas, le echó una cuerda, tejida de valor y esperanza, para salir de aquel pozo negro de desamor,

le ayudó a expresar y compartir tanto sufrimiento, airearlo, 

que sanasen cada una de las cicatrices de sus alas rotas…,

     y denunciarlo.

Aquel día sabía que iniciaba un largo y duro proceso por un laberinto de espejos deformados,  apegos enfermizos y pasiones encontradas.

Aún así se armó de valor, agarró aquel cabo con todas sus fuerzas…,

     y empezó a subir poco a poco.

~ 25 de Noviembre, día internacional de la violencia de género~

Hacer cualquier cosa con amor es el mejor ejemplo para combatir el rencor y la violencia. Los aromas, sabores y textura de esta receta es un gran comienzo. BOCADOS DE BERENJENA RELLENAS DE BOLOÑESA

Todas las entradas de Lola Carrasco están recogidas en su sección. NO PUEDE SER SIEMPRE VERANO

Una respuesta a “RECOSTRUYENDO ALAS. AQUEL HOSPITAL DE VIDAS ROTAS.”

  1. MARIA+LUISA dice:

    Tantas mujeres sufren de ese modo, que cualquier relato sobre ello se convierte en una denuncia.
    La receta, ñam, ñam.

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