“Y YO, A SU LUZ CAMINABA.”

Autor: Miguel Ángel Bueno

Zaragoza

I

Cuando un niño es engendrado en el seno de su mama, es muy pequeño.

En el seno de su mama está oscuro, no hay luz y Dios, para que vea, le regala un ángel:

Su Ángel Custodio.

Durante los 9 meses solares que dura el embarazo o 10 meses lunares, ese ángel está sobre ese niño.

“y yo a su luz por las tinieblas caminaba”.

Y desde el principio, el ángel empieza a contarle al niño toda la Escritura.

Le va contando toda la belleza que esconden las palabras, cómo fue todo creado por Dios…

Según va pasando el tiempo, gracias a esa luz que recibe del ángel, el niño va entendiendo y está tan contento que empieza a bailar, a caminar dentro de la tripa de su mamá.

“ Y yo a su luz caminaba”.

Y durante todo el camino, la madre siente las pataditas en su vientre.

EMBARAZO Y ROSA

Cuando está a punto de nacer, el ángel le dice:

Nadie te ha pedido permiso para nacer, pero ahora tienes que nacer. Mira, voy a tocarte la boca con un dedo y en cuanto lo haga, olvidarás todo lo que has aprendido en estos 9 meses. Y cuando salgas de aquí y vayas creciendo, tendrás que ir buscando aquello que yo te enseñé.”

II

El niño está tan bien en el seno de su madre que no quiere salir.

Por eso, mientras la madre está trayendo a su bebe al mundo, expulsa agua y sangre, lo mismo que, en la Cruz, manó el costado de Cristo.

babies

Cuando el niño nace no le gusta nada el mundo al que ha llegado. Y está tan furioso que  cierra sus puños con rabia porque no quiere coger nada que pertenezca a este nuevo mundo.

Está muy enfadado.

 Él estaba feliz en las entrañas de su mamá, escuchando las escrituras en la melodiosa voz del ángel y ahora nada recuerda de todo aquello que aprendió. Y llora desconsoladamente porque quiere volver al paraíso en el que estaba.

Unos instantes antes de nacer, el ángel se despide de nosotros acariciándonos la boca. Y sus dedos angelicales nos dejan una señal en forma de pequeña hendidura en el labio superior, justo debajo de la nariz. Es el único recordatorio que todos tenemos de nuestra experiencia en el vientre materno donde se guarda con sigilo todo lo escuchado.

A través de una estela de 9 soles y 10 lunas, acurrucados entre plumas ingrávidas, se va iluminando el camino que le conduce a un nuevo mundo, donde la palabra se materializa para ser oída.

III

Poco  a poco el niño abre sus manitas y sus ojos comienzan a destaparse. Todo lo coge, lo toca, lo saborea. Tiene la necesidad de explorar con todos sus sentidos el mundo en el que habita. Parece estar buscando aquello que ha perdido.

Así pasa toda su infancia, buscando incesantemente, creciendo hasta convertirse en adulto.

En este camino continúa acaparando cosas, emociones, personas. Y mientras persiste en esta batida inacabable, alcanza el final de la vida.

¡Qué ironía! Toda una vida intentado cogerlo todo, buscando reconocimientos y ahora, difunto, marchará sin más carga que  las manos abiertas sobre su pecho.

En ese último momento, justo antes de la muerte, su ángel aparece de nuevo y lo reconoce con la misma nitidez que entonces.

Las últimas palabra escuchadas, serán como las primeras que le acompañaron al venir a este mundo.

Son las del ángel apaciguándolo con su verbo:

“Nadie te pidió permiso para nacer, como nadie te va a pedir permiso para morir, pero ha llegado el momento. Te vas como llegaste, sin cargas ni mochilas. A partir de ahora recordarás todo lo que te enseñé en el vientre de tu madre y cuando recuerdes, disfrutarás del principio y habitarás eternamente en la luz”

Y entonces comienza el principio…


“Cuando su lámpara resplandecía sobre mi cabeza y a su luz yo caminaba en las tinieblas

Job, 29-3
paloma rama olivo
historias de Esperanza sección

Aquí , la recopilación de “LAS HISTORIAS DE ESPERANZA” de esta sección.

paloma rama olivo

La receta que acompaña a esta entrada: Bollo Relleno de Cabello de Ángel

2 respuestas a ““Y YO, A SU LUZ CAMINABA.””

  1. Precioso Marisa. Un beso enorme

  2. MARIA LUISA dice:

    Cuanta ternura!! 🥰 🥰

Deja una respuesta