¡ Bienvenida, MARTINA!

¡Què pequeño vestigio de otras sangres eres!
¡Cuántas huellas asomando desde lejos!
Qué milagro en este hoy
de esos ayeres,
que sin medida
viajan por el tiempo.
¡Qué ternura despiertan tus ojitos!
¡Qué suave alienta tu garganta!
¡Y qué arrebol descansa en tus mejillas
entre suspiros chicos y
sábanas blancas!
Y cuando, con los sentidos cerrados
te asomas a tus sueños, y
el lánguido silencio se apodera de tu lecho,
pájaros y nubes,
flores,
risas y ecos,
aguardan expectantes a tu albor
como arboles mustios
¡como lobos hambrientos!

M.L. Ventura

Un espectáculo estas GALLETITAS DE MANTEQUILLA

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