Fotografía: Rocío Orcera
“Fotografiando desde mi interior“
Villalba. Madrid.
El universo que solo percibimos:
Es una caracola casi perfecta, grande, hermosa, llena de inmensidad, escondida tras el indestructible acantilado.
La primera noche de luna llena, la caracola se abre al mundo revelando sus secretos.
En este día de luz absoluta, las voces de sus singulares moradores se dejan oír como un tenue acompañamiento al sonido melodioso de las olas.
Multitud de brillantes ojos se asoman, tímidamente al exterior, para descubrir lo que hay más allá de su mundo, invadiendo la oscuridad con minúsculas luces intermitentes.
Las increíbles criaturas y su curiosidad infinita, se deslizan sobre la brisa del mar, convirtiendo la espuma blanca en una canción y una historia.
Solo las estrellas que descansan en la orilla de aquella playa son testigos de este mundo que aquí habita. La Ciudad de los Niños, diminutas entidades de forma humana que respiran inocencia, sonrisas y esperanza. Seres especiales, hechos de luz, tan mágicos que casi nadie ve y la mayoría intuye.
Un universo que, dentro de sus conchas, guardan todos los secretos revelados desde el principio de nuestra humanidad. Allí, protegidos del mundo exterior, resguardados de la mentira y el egoísmo viven y cultivan uno de los tesoros más escasos y preciados, LA FELICIDAD, en todo su esplendor.
La Ciudad de los Niños:
Solo ellos conocen como elaborarla, como si fuera una de esas recetas con un ingrediente inconfesable que convierte su aroma y sabor en un plato inimitable. Así son ellos, exclusivos, capaces de disfrutar de todas esas cosas diminutas pero que provocan emociones tan gigantescas.
Sonríen cada mañana, se enfadan poco y enferman cuando están tristes. Las canciones y los poemas les provocan emociones tan intensas que necesitan bailar, igual que respiran, por pura supervivencia.
Comprenden que otros piensen distinto aceptando sus diferencias y construyen sus días con risas espontáneas. Nacen con estos dones y de ellos emana toda su luz. Por eso, cuando salen de su caracola, es por una poderosa razón.
Estos seres mágicos, atentos a las emociones que perciben, buscan incansablemente en las noches estrelladas de luna llena. Puede ser una voz, una risa, un aroma o una melodía. Escuchan y esperan hasta encontrar a quien posee las cualidades necesarias para formar parte de su esencia.
Es el sonido de un suspiro en el silencio de la noche que hace brillar la luz de la luna. Y como un pálpito, que habita en aquella mirada curiosa, observa las minúsculas y centelleantes briznas de arena y realiza su elección. Así escoge a un corazón limpio, con una mente abierta para imaginar imposibles, quizá porque éste suele ser más propenso a contagiarse de la alegría de los demás.
El despertar de un alma dormida
De pronto, siente esa sensación dormida en algún recóndito lugar de su memoria. Tiene la necesidad de dormirse entre sus brazos, de sentirse protegido con sus besos amorosos, sintiendo un único aroma, disfrutando de su piel y de sus nanas.
Es en ese instante, cuando ese sentimiento se despierta, ya no hay vuelta atrás. Se despide de su concha y sus moradores. Está preparado para formar parte de un nuevo principio. Todavía hecho de luz, comparte su secreto. Encuentra el camino hacia la vida, deja la huella de las estrellas bajo sus pies. Un paso y luego el siguiente indicando de dónde viene, el lugar donde los sueños y la magia existen y los deseos son una manera de entender la vida.
Con cada movimiento se acerca más a su destino y mientras camina, olvida aquella playa que abandona y mira por última vez la caracola, a la que siempre pertenecerá. Aunque no puede ver el halo mágico que deja tras de sí, su esencia le acompañará siempre, pero ahora se dirige, fuerte y segura, hacia el sol que todo lo alumbra.
Como una explosión de vida, percibe ese pálpito que nace del corazón y de las entrañas y siente esa sensación infinita de un alma complementando una nueva vida. Por fín dona su mayor tesoro. La felicidad de existir en este mundo.
Así que sonríe, llora, patalea de felicidad porque, esta noche, ha elegido ser hija de alguien y algún día se convertirá en madre de un nuevo ser mágico. Alguien singular y exclusivo que hoy, espera su momento en la Ciudad de las Almas.
Este cuento inspira un postre lleno de sonrisas y con un ingrediente especial. TARTA DE CHOCOLATE, NUECES Y MANGO
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Me encanta. Una lección de felicidad a través de la inocencia, la humildad y el amor .