UN SIETE DE MAYO…


Llegaste al mundo

un 7 de Mayo de 1929.

Un año tormentoso con un montón de sucesos que marcaron la historia, un malogrado golpe de estado para derrocar a Primo de Rivera o el primer convenio laboral, limitando la jornada a 8 horas de trabajo. Cruzando el Atlántico, la famosa Ley Seca y Alcapone andaba a sus anchas por Chicago y era el comienzo de la Gran Depresión.

Hace 90 años, nacía también en Hollywood, una estatuilla dorada para conceder unos premios cinematográficos y en España, el campeonato nacional de la liga de futbol. Premonición o intuición de una vida que bien podía interpretarse en las pantallas de cine y que ha estado marcada por tu fervorosa adicción a este deporte.

Caminando entre dos siglos,

Hoy, 7 de Mayo de 2019, cumples 90 años con una vitalidad impropia de las 9 décadas que cargas sobre tus espaldas. Así, a vista de pájaro, las cosas no han cambiado mucho. No hemos avanzado demasiado desde ese primer convenio laboral y las grandes depresiones y caídas de mercados se repiten una y otra vez sin aprender de nuestros errores.

Pero tú eres testigo vivo de dos siglos. Has vivido el antes y el después de dos guerras, una civil, la otra mundial. Criado en hospicios y crecido con hambre. Penurias que te convirtieron en un botones de hotel muy castizo, vendedor de lotería, matador de toros, estudiante y empresario. Corre por tus venas la tradición de aquella España flamenca y taurina. Tu nombre y tu gesta quedará para siempre escrita, junto a los grandes maestros, en las páginas toreras del Cosío.

Has tocado las palmas al ritmo de Carmen Amaya y seguido el compás de Manolo Caracol.

Al amparo de Doña Manolita, viviste la suerte de sus décimos
de lotería, que tenían más magia que azar y que tanto han marcado tu vida.

Grabadas en tu piel llevas las cornadas de antaño y el son de esas y otras cicatrices, te recuerdan que reír y sufrir son partes esenciales del ser humano.

Del primer transistor a la primera emisión de TVE. Del tranvía al primer paseo del hombre sobre la superficie de la luna. De la Vespa al Mercedes. Del primer trasplante de corazón a la clonación de la oveja Dolly. De la bomba atómica a la partícula de Dios.

Sin dudarlo has dado muchos primeros pasos, traspiés, saltos al vacío y caídas en picado.
Pero, aquí estás, para contarlo. Y no son muchos los que pueden hacerlo.

Dicen que mantenerse con todos los sentidos en plena actividad a estas edades es pura genética. Y yo cruzo los dedos, por lo que me toca. Bueno, en tu caso no consigues un pleno porque estás más sordo que una tapia. Circunstancia que para alguien que habla por los codos, se traduce en un verdadero problema de comunicación. Si te chillo, es que estoy enfadada. Si no lo hago, es que te ignoro.

Hija, ¿no te das cuenta que estoy muy sordo ?

¡Como para no oírte! ¡señor qué manera de gritar!

Con esta aceptación , al menos, algo hemos avanzado ya que, no hace tanto, decías que era cuestión de vocalizar y no de vociferar.


Nueve décadas a tus espaldas y en plenas facultades físicas. Pero los años asustan y la dependencia afectiva aumenta. Nos necesitamos, aquí me tienes y aquí te tengo. Te grito pero no me oyes, me gritas pero no te comprendo.

Y es que, a ti y a mí se nos ha olvidado que se habla mejor con el corazón. Que se ve mucho más nítido en la piel del otro y que se puede ser más feliz aceptando y respetando palabras distintas a las nuestras.

Cien menos Diez igual a Noventa.

Del 29 al 19 y de ahí a la eternidad.
Tu mayor regalo es levantarte cada mañana con una ilusión y escribir lo que te pide el alma. Es tener a una gruñona que te cuida para que nada te falte, a un resignado que aguanta tus colores y tus voces. Disfrutar de las risas de tus nietos. Poder contestar a la pregunta: “abuelo, ¿porqué somos del Atleti? . Compartir en la distancia charlas futboleras de tonos rojiblancos con tu hijo. Disfrutar de un retiro lleno de sol y brisas marinas.

Animal cabezota y de costumbres, haces honor a tu horóscopo.
Y quizá tu memoria selectiva, olvide alguna fecha señalada pero nunca que los lunes es día de echar tu bono loto. Te acuerdas de resolver el crucigrama de tu periódico diario, del horario de tus concursos preferidos y de gritar, como si te fuera la vida en ello, no solo cuando juega tu equipo de fútbol, también todos los demás partidos de la liga ¡Ahí es ná!

No dejas nunca los interminables monólogos con tu ordenador y las circunloquios con la tele. Tú y tus prisas por andar alrededor de la casa y mantener así los huesos en forma, por acabar el siguiente poema o terminar la próxima novela. Eres el eterno pensador inacabado.

Con la cabeza siempre en lo que está por llegar…

Llenando tus días de imaginación e ilusiones, que de éso no te falta.

Llevo escuchándote toda la vida que eres un enfermo de riesgo, pero alcanzando tu edad, sin acritud alguna y a la vista de los acontecimientos, he llegado a una conclusión; sufrimos el riesgo de enfermar los que convivimos contigo 24 horas al día, 365 días al año.

Será que las personas mayores, como tú, regresan de nuevo a su niñez y las pequeñas cosas toman una importancia excesiva. Los abuelos se vuelven niños y los hijos nos convertimos en padres. Y al tomar conciencia de esta reflexión, es cuando veo la cara ilusionante de un abuelo nonagenario esperando a que algo extraordinario suceda. Saboreando como un niño goloso, su flan con nata, el helado de chocolate o ese pan con mantequilla y mermelada que le vuelve loco. Y es una agradable sensación.

Así que, no te hagas más mayor de lo que ya eres, ni más joven.

Sigue caminando con ese paso torero. Ahora más que nunca, no olvides lo importante de no rendirse y de VIVIR cada pequeño y valioso momento. Continúa respirando estos aires del Mediterráneo, despreocúpate de horas y de obligaciones, que esos tiempos ya pasaron.

Importa mucho no ser invisible.

Qué satisfacción sentirse arropado y querido, dar a las cosas la relevancia adecuada y despertar cada mañana con la tranquilidad de que no estás solo.

Y cuánto me gustaría que percibieras este tesoro.

Razones y corazones. Sacrificios y esperanzas. Las entrañas que sostienen las raíces de este árbol.

Esta forma de vivir es nuestra manera, tú de encarar la vejez. Yo, de afrontar el paso de los años.

El mundo nos pone deberes y penitencias para aprender a luchar y a perdonar.

Y todavía tienes asignaturas pendientes.

La más importante, sentarte y observar el mundo que te rodea con esos ojos que tanto han visto.

Tomar conciencia de tu suerte, respirar hondo, leer estas líneas y escribir otras sin pensar en tu mañana.

A pesar de que el tiempo a los 90, se contabiliza distinto, no dejes de soñar ni de imaginar imposibles. Mientras lo haces, yo aquí estaré hasta que ya no me necesites.

¡Felices 90!

cenefa hojas

Como no podías ser de ninguna otra manera, la inspiración de esta entrada podrías ser cualquier receta dulce, pero yo me he decidido por una de las que más disfruta mi padre. FLAN DE CASA.

FLAN DE CASA
cenefa hojas

Imágenes extraídas de:

Numismática digital

Filatelia Numismática

7 respuestas a “UN SIETE DE MAYO…”

  1. Muchísimas gracias Francisco, te envío mi correo. Un saludo.

  2. Francisco Abad Montes dice:

    He encontrado algunos documentos sobre tu Padre como torero, (seguiré buscando). Me gustaría mandártelo. Dado que tienes mi correo, podrías enviarme el tuyo y así te lo puedo mandar. He encontrado una referencia en el blog:
    https://www.mondejarfoto.es/search?q=Manuel+Bueno
    Creo que te puede interesar.
    Saludos.

  3. Francisco, mil gracias a ti por este inesperado regalo. Espero que podamos seguir las trayectorias de nuestros respectivos trabajos. Saludos y un fuerte abrazo.

  4. ¡Enhorabuena por esos 90 años bien llevados!. Elisa, has escrito en mi blog “Aula Taurina de Granada” y me ha alegrado mucho haberte sido útil.
    saludos y un abrazo al torero.

  5. Muchas gracias Marisa. Le transmitiré tus felicitaciones con mucho cariño.

  6. Bellísimo homenaje y merecido, con toda seguridad. Es un resumen fantástico de una vida repleta de historias. Felices, felices 90 y ojalá que cumpla muchos más. Le mando un beso a ese campeón.

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