COME RICO Y SANO, EN CUALQUIER SITUACIÓN.
- Comes en la oficina y tienes que dejar menú preparado para los tuyos.
- Trabajas en casa y tienes que rentabilizar las horas laborales.
- Tu pareja llega antes y quiere ayudar, a pesar de ser “un manazas” en los fogones.
- Solo cocinas para ti o tu pareja.
- Es una ocasión especial y no puedes cocinar.
- O te vas de “aperitivo largo” con amig@s y quieres dejar comida preparada.
En general, si te gusta comer rico y casero, puedes preparar tus platos preferidos con antelación y distribuir las raciones a lo largo del mes o las siguientes semanas.
Con unas sencillas rutinas conseguirás optimizar tu tiempo y comerás saludablemente todos los días del año.
Es fundamental planificar los menús.
Prepara una lista con lo que más te apetece comer; verduras, carnes, aves, pescados y frutas.
Si te es posible, pasea con tranquilidad por un mercado con mucha variedad de productos frescos para elegir y compra siguiendo tu planificación. Seguro que harás algunos cambios caprichosos pero cíñete lo más posible a tu lista de la compra.
Prepara recetas sencillas y muy apetitosas. Hay muchas recetas deliciosas que puedes elaborar con antelación y congelar para consumirlas cuando lo necesites. Vas ahorrar mucho tiempo y dinero y, no menos importante, vas a comer saludable y casero.
En este punto, te recomiendo que utilices una olla exprés. Si todavía no la tienes, apunta en las cosas pendientes este maravilloso aparato que te va a solucionar más de un problema culinario y vas a optimizar tu tiempo hasta extremos insospechados.
Si no la tienes, tranquila que todas las recetas saldrán igual o más deliciosas en cazuela normal, respetando sus tiempos. En este caso no corras, que la prisas no son buenas y menos en la cocina.
Congela adecuadamente tus recetas.
Creo que, tan importante cómo los platos que vayas a cocinar, es congelar con cabeza tus recetas caseras ya elaboradas.
Esto no es una ley exacta. De hecho hay muchas técnicas de congelación y “Cada maestrillo tiene su librillo” . Yo comparto contigo el mío, que me ha funcionado siempre de maravilla, el que se utilizaba en casa desde que era pequeña.
Mi madre no solía congelar de forma habitual pero preparaba raciones muy copiosas. Era de la vieja escuela, “más vale que sobre a que falte” y claro, siempre sobraba. Así que congelaba y en muchas ocasiones que no tenía demasiada inspiración para cocinar, echaba mano de aquellas “sobras congeladas” que estaban de rechupete.
Este proceso de congelación lo puedes utilizar para todo tipo de guisos. Al final de esta entrada te dejo mis favoritos.
No te aconsejo que congeles patata. Es preferible, cocinar la patata en el momento de consumir y añadirla al guiso. Cuando ya se haya descongelado y en los últimos 10 o 15 minutos de hervor del guiso, añade la patata cocida, asada o frita, para que se integre a tu guiso
Cómo congelar tus recetas caseras:
Cocinar el guiso según la receta elegida.
Una vez elaborado, distribuir en recipientes de plástico según las raciones a consumir. Es decir, no congeles todo el guiso de una vez, en un mismo envase, porque cuando lo descongeles deberás consumirlo en dos o tres días máximo.
Como se trata de distribuir una misma receta para comer en distintos días del mes, debes calcular la cantidad correspondiente a una o dos raciones por recipiente.
Dejar enfriar y cerrar los tuper.
Poner una etiqueta con el nombre de la receta, el número de raciones y la fecha de congelación.
Meter los recipientes en el congelador.
Cuando se vaya a consumir, siempre hacerlo por la fecha más atrasada para que nunca haya productos caseros congelados con periodos superiores a 40 días.
Congelar utilizando la conciencia del zero waste
Los tiempos han cambiado y, en la actualidad, nos preocupamos mucho más por el tipo de residuos que utilizamos en nuestra cocina. Yo estoy modificando mucho esta percepción y sin obsesionarme con el tema, sí que intento acercarme al “zero waste” siempre que puedo. Y en este caso, y si vuestro congelador os lo permite, puedes eliminar los tuper o las bolsas de plásticos y congelar en botes de cristal.
Una vez que tu receta se haya enfriado, puedes distribuir las raciones directamente en tarros de cristal. Hay botes de distintos tamaños, según cantidades y los puedes reciclar tantas veces como quieras, incluso hay bandejas de cristal con tapa. Son muy útiles y contribuirás a reducir considerablemente los residuos de plástico. Hay un montón de rotuladores de vidrio para escribir nombre de receta, fecha de congelación y número de raciones.
Si te interesa conocer más sobre este tema, te aconsejo que eches un vistazo a la sección de Irene Colmenares que, de una manera muy amena e interesante, te va a introducir en este mundo de vida sana y conciencia saludable.
Para descongelar tu receta:
1. Sacar del congelador la noche anterior
Esta opción es la ideal para no romper la cadena de frío. Sacar tu guiso la noche anterior y dejarlo en la nevera para que se descongele sin alterar el proceso natural del alimento. A la mañana siguiente tan solo tendrás que calentar.
2. El mismo día que se vaya a consumir
Si olvidaste sacar la noche anterior tu receta del congelador puedes probar con esta técnica.
Poner el recipiente sobre una cazuela con un par de dedos de agua y calentar para que se descongele al baño maría, hasta que se pueda trasladar a otra cazuela. Se deja a fuego muy lento hasta que se descongele del todo y comience a calentar. Remover con frecuencia para ayudar al proceso de descongelación. Una vez descongelado se puede subir el fuego pero siempre con cuidado para que no se queme.
En cualquiera de los dos casos, el sabor es igual que recién hecho.
Últimos consejos a tener en cuenta:
Si vas a comer en la oficina no olvides colocar tus platos en envoltorios adecuados o minineveras para que se mantengan en perfectas condiciones. Nunca utilices bolsas de plástico porque perderá propiedades y textura.
Tienes un montón de variedades que puedes ir cocinando durante tus días libres y catalogar en tu congelador. Te dejo algunas de mis recetas más utilizadas. Espero que te sirvan de inspiración:
Guiso de verduras y sus variantes
En el proceso de congelación debes separar: el caldo , los garbanzos con las verduras y la pringá. No olvides que no recomiendo que congeles la patata.
Rougut de ternera.
Merluza en salsa
Bacalao con tomate y pimientos
Te aseguro que además de la ventaja que supone comer sano y casero, es una terapia muy efectiva contra el estrés. Quizá sea el aroma de los fogones, la copa de vino que acompañamos en el trayecto, la buena música de fondo o simplemente el trabajar con nuestras manos transformando alimentos sencillos en comidas exquisitas, pero tus buenas energías se van a equilibrar con los que te acompañan, robándote más de una sonrisa. Porque la cocina, si se comparte en familia, va a despertar charlas y confesiones que en ningún otro lugar serían posibles. No lo olvides; Los recuerdos con sabor a hogar sólo se consiguen entre tus fogones.
¿Quién ha dicho que no se puede comer, sano, rico y casero en cualquier circunstancia?