DESDE HOY, SE PROHÍBEN LOS CONDICIONALES.

Allí de pie, no comprendía cómo pudo convivir con ella tantos años. Su expresión, su cara, su manera de encarar la vida… ¿Cómo tardó tanto tiempo en ver la descarnada realidad? Intentaba recordar si hubo algún punto de inflexión, un detonante que les separara tanto a la una de la otra. Pero nunca fue consciente que esa diferencia abismal, era la que les mantenía unidas.

Si una quería arrancar, la otra frenaba. Si paseaba una , trotaba la otra. Si quería ayunar, la otra atiborrarse. Si una necesitaba exponerse al sol de la mañana, la otra se escondía hasta que llegara la noche. Nunca existió un término medio. Una proponía y la otra disponía. Su carácter dominante prevalecía a la imaginación. “Espera una mejor ocasión”, “¡Qué maravilloso sería si……..!” “Mejor no arriesgar”. “Quizá en otro momento….…”

Las dudas y los miedos, siempre presentes en la historia de la humanidad, han sido utilizadas para dirigir cuerpos asustados y controlar mentes mutiladas. Los soberanos establecen las reglas para manipular a sus fieles seguidores, autómatas sin memoria, que alguna vez creyeron en sí mismos. Y ahora sabía que formaba parte de esa casta. Una, siempre se dejó llevar por ella. Una, escuchaba y aceptaba sus normas sin rechistar.

Las preguntas y los temores a lo desconocido se escribieron en el cuaderno de los olvidos. Subrayado con tinta roja todo aquello que pudo hacer, con tinta verde lo que pudo ser, con azul intenso todo aquello que solía imaginar. Y aquellas hojas se cerraron a cal y canto. Hasta ahora.

Hoy abre el cuaderno y, resaltado en tricolores, lee en alto lo que allí encarceló y se repite que nunca más renunciará a sus sueños porque ya no tiene miedo.

Recuerda las veces que antes de entrar ya había retrocedido un paso. Las que se marchó por la puerta de incendios para no dar explicaciones. Recuerda cada una de las excusas para justificar su estancamiento junto a ella.

Tacha todo lo anterior y escribe con letras mayúsculas:

DESDE HOY, SE PROHIBEN LOS CONDICIONALES”.

Y se hizo la luz y dejó de ser una estatua de sal.


La vida se compone de instantes infinitos que recomponen el espíritu, como piezas de un puzle que, de repente, encajan.

Cada día se renace con nuevos pálpitos. Espasmos que te hacen reír y llorar de emoción o amar hasta agonizar. Levantarte por la mañana y entregarte en cuerpo y alma. Intuir y seguir tus premoniciones.

El artífice de aquel despertar de sus sentidos era lo menos importante.

Lo esencial era su nueva actitud y su forma de encarar los problemas.

Con un lápiz de labios de color púrpura, tachó su reflejo y en un lateral del espejo escribió:

“Ya no me vas a controlar más. Se acabó tu poder. Márchate.”

Y por fin pudo despedirse de ella. Miró por última vez la imagen irreconocible que se reflejaba en el cristal .

Esbozó una sonrisa triunfal. La primera de muchas.

Se soltó la melena, se calzó los zapatos de tacón y con una expresión poderosa y seductora enterró aquel reflejo bajo sus labios, pintados de rojo pasión.

PLUMA

La receta que acompaño a esta historia: CANELONES A MI ESTILO

CANELONES

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