SEMPITERNO. TRESCIENTOS SESENTA Y CINCO DÍAS Y LAS PREGUNTAS ETERNAS

Pues ya estamos aquí, 8 de agosto del 2023.  

Parece que el tiempo se detuvo algunas veces y otras, pasó a una velocidad de vértigo, pero es innegable que ya hemos vivido estos primeros trescientos sesenta y cinco días sin ti. Este tiempo de echarte de menos, se ha convertido en un camino eternamente largo, increíblemente doloroso, absolutamente inesperado.

Meses sucediendo a los siguientes en los que iba cicatrizando tu ausencia cuando me desangraba con otra. Aprendiendo a  desterrar tanta tristeza bajo una sonrisa, aferrándome a los que sufren conmigo, abrazándoles el alma, apretando los puños para llenar los corazones de fortaleza y mucho amor. 

Ha sido muy duro, no te voy a mentir. Por mucha ley de vida que  me repita a mí misma,  es una putada muy gorda. Es muy injusto perder a los que más necesitas sin poder evitarlo, que se te escapen de las manos y tener que aceptarlo. 

Ha sido una etapa llena de recuerdos que te han mantenido muy cerca de nosotros. He sentido que estabas conmigo en el vuelo de la gaviota, en las noches de estrellas,  en tus escritos que todavía  aparecen en cualquier rincón o en los dichos tuyos que, de repente,  imitan y repiten tus nietos entre carcajadas. 

Te siento con tus manos a la espalda, perdido en tus pensamientos, te veo observando el horizonte y escucho tus monólogos de buenas noches y tus saludos en la mañana. 

Echo de menos tus tardes rojiblancas, tu pasión por las pequeñas cosas, los paseos alrededor de la casa, tus cuentos y cantes sin ritmo que nos robaban sonrisas.  Todavía me extraña no  prepararte  el desayuno ni tus comidas favoritas. Sigo comprando esas galletas que tanto te gustaban y no puedo evitar imaginar tu cara golosa cuando preparo los postres caseros.  Cocino, como si estuvieras aquí, tus platos especiales y ahora bebo más tinto de verano que antes de que me faltaras, quizá sea para sentirte conmigo en cada sorbo. 

Te has llevado una mochila bien cargada de experiencias y emociones  y en este primer año de infinitud has recibido una visita inesperada. Estoy segura que le habrás acogido como se merece. 

¡Quién nos iba a decir hace un año cuántas emociones y llantos no compartiría contigo!

Ahora  tienes  la llave de tu inmortalidad, espero que la estés disfrutando con la misma pasión que viviste esta vida. 

Aquí, todos los que te queremos, alzamos nuestras copas al cielo para brindar por tu inmortalidad. Desde cualquier lugar, a cualquier hora te recordamos, el legado que aquí has dejado te convierte en imperecedero.

Cuida de todos los que allá te acompañan pero especialmente da un beso muy grande de mi parte a la última incorporación a tu cielo.  

Te quiero  papá. Sé feliz. 

PREGUNTAS ETERNAS

Nos pasamos nuestra vida,

corriendo detrás del tiempo 

para intentar detenerlo

y se nos escapa enseguida.

Y lo intentamos de nuevo…

¿Será la barrera del tiempo? 

El telón del más allá…

Como lo son para el viento

las montañas, el frenar….

Puede que así sea ¡Quizás!

No hay tiempo en la eternidad.

Pero ¿qué tiempo tiene el Orbe?

o terminará en hecatombe,

como surgió el Big Bang.

Todo es posible…. ¡Quizás!

¿No será la barrera del tiempo

el telón de la otra vida?

Como lo son para el viento,

las cordilleras Andinas.

Manuel Bueno Camino. Octubre 2008

Esta entrada se hace más llevadera con este POSTRE impregnada de aromas, texturas y sabores. DONUTS DE CHOCOLATE SALUDABLES .

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