Autora: María Nevado
¡Hola amigos!
¿Cómo estáis esta semana?
En esta ocasión, os recito este soneto, dedicado a mi hermana Gracia.

Te alejaste de mí tranquilamente.
Yo amortajé la rosa en el florero.
Hoy que quieres volver, ya no te espero.
Se secó el manantial de aquella fuente.
Pero vienes a mí, tranquilamente.
Y al presentir tu mano en el llavero,
me he nombrado mi propio cancerbero
y he puesto en un papel: “estoy ausente”.
Y he sellado mis labios, por si acaso.
Y he clavado, sin clavos, la mirilla
por si quiero mirarte de repente.
por si quiero guiarte, paso a paso…
Que acunando en la puerta la mejilla
Hoy te escucho llorar, tranquilamente.
María Nevado

La inspiración es caprichosa, imprevisible y acampa a su aire. No hay ninguna razón del porqué te elige a ti y no a cualquier otro. Tal y como expresan estas rimas, viene tranquilamente.
Si tienes la suerte de guiar tus pasos con ella, cuando parece que nada vaya a suceder, ocurre.
Porque en la vida, todo se acuna a base de perseverancia, amor e imaginación.
Y de las cenizas resurge la llama y de “sobras aburridas” que ibas a tirar en tu cocina, inventas un plato nuevo y exquisito, cien veces mejor que el original.
Bajo esta premisa, convertí un bizcocho que se había quedado apelmazado y duro en un exquisito PUDIN DE BIZCOCHO.



Es maravilloso Gracia. Enhorabuena por ser inspiración de algo tan bonito
Muchas veces he leído este poema, no menos lo he oído recitado, y nunca, nunca, deja de quebrarme.