Por: Lola Carrasco. Valdepeñas
No hay historias de amor perfectas.
Las peores perduran en el miedo, se alargan en su propia inercia o se mantienen ajenas a engaños.
Algunas son cortas e intensas,
y las hay de largo recorrido que, a pesar del tiempo y alguna crisis, se asientan y se van tejiendo sin arrebatos,
sin pactos ni intrigas que idealicen reencuentros,
sería agotador.
Sublimemos, si acaso, la honestidad, el respeto y el buen humor.
Ya es complicado cuidar cada día este puzzle, encajar las piezas que quedan o quitar a veces las que sobran.
Codo con codo.
Las miradas de fuego
se transforman en complicidad donde reconocernos, para mantener lo que es sin conjeturas,
nuestra sólida diacronía,
la solvencia generosa de aventuras cotidianas,
la parte más real de algunos espíritus inquietos y soñadores, como el mío,
y un cauce necesario para el aluvión emocional que nos depara la vida.
No voy a marear musas, ni ajustar versos que dedicarte.
Tú me inspiras el más auténtico y sencillo poema, nacido de tu honradez y crecido en tu innegociable lealtad.
Me has dado más que palabras regaladas.
Con tus manos hiciste de un pedregal un vergel, un pequeño paraíso para disfrutar de cada milagro cíclico.
No hay mayor acto perdurable de amor que sembrar belleza y vida,
para abrir los sentidos y despertar sentimientos, llenar el alma de luz y colores y, sobre todo, poder compartirlo.
Lo demás es tan fugaz como estos 37
¡¡Gracias!!
CEVICHE DE CORVINA Y LANGOSTINOS para disfrutar un plato distinto en un días muy especial ¡Feliz aniversario!
Todas las entradas de Lola Carrasco están recogidas en su sección. NO PUEDE SER SIEMPRE VERANO