LAS AUSENCIAS Y SUS RECUERDOS (II)

Diarios de Ayer y Hoy


15   de  Noviembre 1938

Hace frío y tengo hambre, pero no tanta como para comerme esta sopa.

Teo, que lleva aquí mucho tiempo, nos ha dicho que es mejor tomarla ahora que está caliente, porque después, Sor Gracia nos obligará a comerla y no se anda con chiquitas. Te tapa la nariz, te abre la boca y hasta que te bebes  el último bicho que flota en esa agua de color marrón, no te deja casi respirar.

cuchara sopa dibujo pradit

Todos aquí olemos a medicina, me recuerda a los polvos que la abuela echaba en los corrales para  limpiar las cacas de las gallinas y los cerdos.

Las monjas  dicen que es para que los piojos no nos coman. Yo creo que ahora que me han rapado al cero, no queda un triste pelo para los piojos, pero me siguen rociando la cabeza con esos polvos todas las semanas y los cortes que me han hecho en el cuero cabelludo escuecen a rabiar.  

El chico que duerme bajo mi litera, llegó hace tres días, con el último grupo. No sabemos cómo se llama porque no ha hablado ni una palabra desde que entró por esa puerta. Excepto por las noches que, entre gemidos, parece que llama a su mamá. Sor Esperanza dice que le encontraron perdido en la playa de Chipiona. Y como no sabemos nada más, le hemos bautizado “Chipi”.  

Yo también lloro todas las noches, aunque me consuela saber  que vendrán a buscarme muy pronto. En cuanto papá vuelva, nos recogerá a todos  y juntos, volveremos a casa.

esculura niños

A quién sé que no voy a ver más es a la abuelita. El día que nos separaron, ella no se movía. Y estaba tan fría… Llevábamos más de una semana viajando en el carro  hacia el pueblo. Estuvo lloviendo mucho, las temperaturas eran gélidas y la abuela nos dio su manta para arroparnos. Tosía todo el tiempo y tenía mucha fiebre. Durante muchos días la oíamos respirar mal, con un silbido que parecía un gemido, hasta que ya no escuchamos nada.

Estuvimos dos o tres días con la abuela dormida y mamá, todo el tiempo, tenía la mirada perdida, como si estuviera en otro lugar. A veces, atusaba a la abuela el pelo y, mientras balanceaba el cuerpo de atrás adelante, le susurraba una canción que nos cantaba de muy pequeños. Mi hermana Carmencita tosía mucho y Anamari temblaba todo el tiempo. Yo, era el hombre de la casa, como me dijo papa cuando se marchó a la guerra, así que no lloraba, ni me quejaba y me aguantaba la tos.

 Cuando nos encontraron esos hombres malos dijeron que la abuela se había muerto.  Al separarnos, escuché a mamá gritar, llamándome, pero ellos le empujaron y se cayó al suelo. ¿Dónde estarán ahora? Sor Gracia dice que mis dos hermanas están en otro hospicio como este, pero de niñas. Y que mamá está en la cárcel. Pero es mentira porque a la cárcel van los ladrones y la gente malísima y mamá es la persona más buena del mundo mundial.

abstracto miedo tristeza

A José le dijo otra mentira muy gorda,  que a su padre le habían fusilado y a Perico, que no volvería a ver a sus hermanos mayores. Es una mala persona esa sor Gracia, parece mentira que tenga un nombre tan misericordioso.

Menos mal que Sor Esperanza siempre nos defiende. Ella sí que hace honor a su nombre. Cuando la bruja empieza a decirnos esas cosas tan feas, ella siempre  nos lleva al patio, nos enseña canciones y cuenta historias con finales felices. Lee las  cartas que nos escriben nuestros padres. Todos están muy bien, son muy valientes y van a venir a buscarnos en cuanto termine la guerra. Pepillo dice que su padre no sabe poner ni un palote, pero igual en la guerra, además de a disparar un fúsil, te enseñan a leer y a escribir.

Hace un mes que llegué y ya me voy haciendo a la rutina. Al menos, los chicos estamos muy unidos y nos ayudamos mucho. Las monjas son buenas con nosotros. Todo está mejor desde que Sor Gracia ya no está en el hospicio. Desapareció del convento después de que castigara a “Chipi” toda la noche en el patio porque se había hecho pis en la cama. Le  dejó a la intemperie, con el pijama mojado y descalzo. Pobre “Chipi”, el niño de Chipiona que ya sonreía de vez en cuando. Al pobrecillo se lo han tenido que llevar al hospital con neumonía.

Con la huerta del convento, no nos faltan coles, patatas, cebollas, ajos o zanahorias. Las monjas tienen mucha imaginación para hacer comidas distintas, pero cuánto se echa de menos un trozo de gallina o un hueso para dar sabor y olor a esos caldos.

Entonces pienso en mi padre que no tendrá nada que llevarse a la boca, solo un fusil y un trinchera para guarecerse y doy gracias,  por estar aquí, lejos de la guerra.

desolación, niña guerra

El padre Mateo que da misa todos los domingos en el comedor del colegio, nos dice que vivir aquí, confinados es la única manera de estar a salvo, lejos del horror de las bombas y la guerra.

Por cierto, los domingos, son mis días preferidos por tres cosas: Nos ponemos bien limpitos y oliendo a un agua de colonia que preparan las monjas, no tenemos que estudiar y hay merienda  especial con un chocolate clarito y una especie de bizcocho que nos parece un manjar del cielo.

 Esta noche, como siempre, rezo todas las oraciones que me han enseñado las monjitas. Es como contar ovejitas. Pido por mis padres y mis hermanas y para que esta guerra termine muy pronto y volvamos a casa. Pero siempre termino hablando con la abuela. Ella, seguro que está muy cerca de los ángeles y no nos abandona allá arriba… Y mañana faltará un día menos para volver a casa.

 En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo…AMEN.

niñas con mensaje en pared

15 Noviembre 2020

Alguien dijo que “Una civilización no es conquistada desde fuera hasta que no ha sido destruida desde dentro”. Hay muchas formas de morir y no siempre hay que disparar un arma para matar. 

¡Quién me iba a decir a mí, que los niños de aquella guerra seríamos los ancianos de ésta!

¡Y que a mi edad volvería a sentir la misma angustia de entonces!

Ahora tenemos el estómago lleno, las casas aprovisionadas de todos los recursos, las últimas tecnologías a nuestro alcance, pero la sensación de indefensión no ha cambiado.

tunel y luz al final

Aquellos niños del 38, viviendo en hospicios unos, otros  quizá más afortunados, permaneciendo  en sus casas y muchos, con menos suerte, muertos o desperdigados en calles sembradas de muerte, hoy, desfilamos con las arrugas que nos ha pintado la vida. Los más afortunados, tenemos  hogares donde atrincherarnos, en soledad o en familia, otros resisten en residencias  y una gran mayoría, ni trincheras tienen donde cobijarse. Solo les queda morir en soledad, como apestados, sin una mano  de sus seres queridos,  ni una palabra de aliento, ni una mirada de comprensión.

 Es la mayor impotencia de esta guerra sin trincheras. 

Muy pronto la pandemia será también un recuerdo y de nosotros depende qué retendrán nuestras retinas.

Hombre sin cabeza dibujo pradit

Encerrados, una inmensa mayoría estamos esperando “la condicional por buen comportamiento”. Mientras, seguimos prisioneros de un virus invisible y de una nefasta gestión, demasiado visible. Y, los de siempre, los científicos, sanitarios, trabajadores de todos los gremios,  mileruistas, el vecindario solidario con los más vulnerables, en fin, la gente de a pie, la de toda la vida, son  los que guardan en un cajón colores e ideologías, incluso familia,  para centrarse en lo importante: la vida y la convivencia. La importancia de ser humano. La prioridad de convivir y sobrevivir juntos. Es tiempo de unión y de esperanza, de escuchar a todos y crear un frente único.

mensaje juntos

Nadie sabe cómo comienzan las guerras, qué es lo que se pudo evitar para cambiar el transcurso de una contienda. El ser humano repite pautas. Las ausencias y sus recuerdos deberían servir para mejorar nuestros errores en lugar de repetirlos una y otra vez. El odio, la soberbia, el individualismo  solo lleva  al fracaso, al enfrentamiento de unos y otros. Y, sobre todo los más mayores, ya conocemos el resultado. Perdemos todos.  Ahora, como entonces, hay que reconstruir un país y , si no queremos repetir aquella postguerra, deberemos movernos como un Fuenteovejuna inmenso, un solo bando, un solo criterio, una sola motivación.

Y mañana faltará un día menos para salir de casa.

cafe stay home

Elisa Bueno. Historias entre Fogones

cenefa hojas

Los Capítulos de esta Historia:

cenefa hojas

Esta historia inspira una receta familiar, con un toque nuevo TORTILLA DE PATATA ESPECIAL CON QUESO.


Diarios de Ayer y Hoy es un homenaje a nuestros mayores personificados en la figura de Amelia, madre de M.L. Ventura y Manuel, padre de Elisa Bueno. Parte de los bocetos de esta sección realizados por Prado Ventura.

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5 respuestas a “LAS AUSENCIAS Y SUS RECUERDOS (II)”

  1. Miguel Angel Bueno Saiz dice:

    Toda una vida de aventuras.

  2. Gracias por vuestros comentarios . Un beso grandísimo y qué aproveche

  3. Me encanta!! ” precioso homenaje a nuestros mayores. ❤️

  4. Una historia triste detrás de cada una de las personas de esta generación valiente y generosa.
    Ojalá les escuchemos y seamos todos uno!

  5. Paloma Rey dice:

    Gracias, Eli. Acertada y oportuna, como siempre. Un abrazo desde Madrid, hoy cenaremos tortilla de patatas con queso.

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